
Si bien lo que mas destaca a un grupo musical o a un cantante en particular, es precisamente la música que interpreta, en ocasiones hay otros elementos que se transforman en distintivos. Puede ser el pelo, la forma de pararse, excentricidades o rabietas, pero los rockeros se encargan de buscar, queriendo o no, algo que los destaque.
Un ejemplo clásico era el saludo Beatle. Al final de cada interpretación hacían una reverencia al público y se transformó en su marca de fábrica ( al menos hasta 1966, cuando dejaron de hacer giras ).
Los Rolling Stones, mucho menos formales, impusieron los movimientos corporales de Mick Jagger como sello distintivo de su rebeldía. Además de sus labios ( que nada le tienen que envidiar a Angelina Jolie ).
Led Zeppelin puso al frente la rubia cabellera de Robert Plant sumado a su pose-macho en el escenario y su camisa desabrochada hasta el ombligo.
The Who, los chicos mod de Inglaterra, crearon el estilo rompe-equipos. Mientras Pete Townshend saltaba y rompía guitarras, Keith Moon se encargaba de patear la batería.
El quinteto clásico de Génesis ( Gabriel, Collins, Rutherford, Banks, Hackett ) se hizo famoso por los disfraces y las interpretaciones casi teatrales de Peter Gabriel.
Mientras que Pink Floyd, además de por su extraordinaria música, se destacó por las peleas de Roger Waters con los otros tres integrantes, en especial con David Gilmour.
Caso similar el de Deep Purple, donde Ritchie Blackmore se la pasó peleándose y dejando plantados a sus compañeros en pleno escenario.
Queen impuso la figura macho-gay de Freddie Mercury.
En cambio Jimmy Hendrix es recordado por tocar la guitarra con los dientes o simplemente prenderle fuego.
Y ni que hablar de Kiss, sus disfraces, lenguas y pinturas.
La lista podría seguir y seguir.
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